"...Pero no era la Clara de siempre. Ahora tenía las mejillas muy encendidas: eran del color de las cerezas y de la mancha que tienen los jilgeros en la cara."
"Dentro de veinte años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste. Así que desata amarras y navega alejándote de los puertos conocidos. Aprovecha los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre”.
(Mark Twain)
Antes de adentraros en esta pedacito de ficción itinerante me gustaría hablaros del propósito del mismo, el cual habréis intuido en la cita anterior. Este es mi humilde homenaje a todos aquellas almas aventureras que por diferentes motivos son conducidas al arte del viajero solitario. Y de todas ellas , gran parte de la dedicatoria es para las mujeres que viajan solas. ¿Por qué? Por no temer a la marca de sus huellas, por aprender a disfrutar del placer de despertarse en una ciudad desconocida con la soledad como única compañera de letargo, por destruir los mapas con la imprevisible brújula de la perdición, por atreverse a intercambiar miradas lascivas con sus desvergonzados ojos nómadas.... y sobretodo por sentir durante todo el viaje que son ellas mismas.
A ellas ( y a ellos) va dedicado.
Viajera solitaria antes de atravesar el "Arco da rua Augusta" en Lisboa.
Fotografía de Maricruz Suárez
Brújula imantada
(microrrelato)
Al fin llevé a cabo mi experimento. Coloqué a una mujer solitaria en una ciudad desconocida.
Al cabo de un tiempo hallé el resultado; la mujer dejó de tener pasado y abandonó su futuro para extraviarse en la misteriosa incertidumbre del presente.
Sólo experimenté algo parecido el día que coloqué un imán sobre mi brújula.
El día en el que sentí que el mundo terminaba.
FIN
Gracias a Isabelle Isnard por regalarme su ausente presencia durante mi llegada a Lisboa.
El diálogo es uno de los mayores conflictos narrativos a los que debe enfrentarse el escritor a lo largo de su proceso creativo. En primer lugar, el diálogo es una herramienta para mostrar al lector la psicología de nuestros personajes, ya que gracias a él no sólo expresamos la forma en la que ellos se expresan (a través del diálogo directo) sino que también hacemos hincapié en la forma en la que piensan (a través del indirecto)..
Diane Keaton y Woody Allen durante el rodaje de Annie Hall,
película que representa muy bien, el conflicto creado por el
diálogo
En segundo lugar, el escritor debe de encontrar el equilibrio entre la realidad y la belleza, es decir, lo que diría una persona normal y lo que impulsa esa magia creativa. Si escribiéramos o leyéramos en voz alta, los diálogos cotidianos nos parecerían absurdos y vacíos, de modo que nos esforzaríamos por enriquecerlos literariamente. ¿ Cómo podemos encontrar esa magia? Uno de los trucos más utilizados por los escritores para gestionar el conflicto dialéctico, es el de leer en voz alta los resultados de esta representación narrativa. De este modo, el escritor juega a dar vida a sus propios personajes , recreándolos. Encontrar esa magia fue mi reto para esta semana. Para ello he escogido una situación cotidiana un tanto incómoda y a la que todos nos vemos condenados a enfrentarnos de vez en cuando: una conversación después de haber compartido una noche inesperada con una persona a la que hace tiempo que no vemos. La primera versión corresponde al diálogo tal y como lo experimentaríamos en la vida real si una cámara nos filmara, en cambio , la segunda versión está enriquecida por las características narrativas. Seguro que después de leerlos observáis diferencias en vuestra forma de utilizar la dialéctica. Recrear en voz alta este fragmento ha sido una experiencia muy divertida.
POSTCOITAL
(Versión
diálogo directo)
-¿Qué es ese ruido?
-Perdona, olvidé apagar el despertador. Ya sabes,
pequeños contratiempos del fin de semana.
-¿Qué hora es?
-Las seis y media. Ni si quiera el Sol se ha dignado
a salir.
-¿Tan pronto?
-¿Por qué te tapas, mujer? ¿Tienes frío?
-Es que, es que… pienso en que hace tan sólo tres
horas que…
-¿Qué alcanzamos el placer? ¿El gozo? ¿El éxtasis?
¿O tal vez la divinidad?
-¡Para, para, para…!
-Pero… ¿qué te ocurre? ¿Qué tiene de malo
recordarlo? ¿Acaso no te ha gustado? Vaya, pensaba que yo iba mejorando con los
años.
-¿Por qué todos los hombres tenéis la maldita
costumbre de sacar a relucir vuestros trofeos?
-Porque es una forma
sana de demostrar nuestra virilidad.
-¿Sana? ¿De verdad lo crees? Sana sería si dependiera de mí confirmar
dicha victoria.
-¿Y por qué iba yo a necesitar tu opinión?
-Acabas de tirar por la borda la culminación de un
encuentro accidental. Me marcho. Se vuelve a verificar la teoría de que a
partir de los cuarenta las personalidades no se pueden cambiar.
-Vaya, vaya. Parece que anoche no decías lo mismo.
-¡¡ Vete a la mierda!! ¿Sabes lo que eres? ¿Quieres
saberlo?
-Sorpréndeme
-Un eterno soltero alimentado por el capricho de una
noche salvaje. Nada más que eso.
-Bueno, parece que aunque pase el tiempo, ambos
seguimos teniendo cosas en común. Perdón, excepto el matrimonio. Tu matrimonio.
-¿¿Qué insinúas??¿Qué soy la versión femenina e
infiel de tu sobrevalorado ego? ¿Otra superviviente de los ochenta, cuya vida
se ha visto frustrada por las causas perdidas?
-No has cambiado nada. –dijo él.
-Tu tampoco.
-¿Echamos el último antes de que te vayas?
******
POSTCOITAL
(Versión
diálogo directo ampliado)
-¿Qué es ese ruido? – preguntó ella sorprendida.
-Perdona, olvidé apagar el despertador- respondió él-
Ya sabes,
pequeños contratiempos del fin de semana.
-¿Qué hora es?
-Las seis y media. Ni si quiera el Sol se ha dignado
a salir.
-¿Tan pronto? – exclamó ella mientras se cubría con
su parte proporcional de edredón.
-¿Por qué te tapas, mujer? ¿Tienes frío?
-Es que, es que… pienso en que hace tan sólo tres
horas que…
-¿Qué alcanzamos el placer?- preguntó con una
sonrisa mientras ella se enrojecía- ¿El gozo? ¿El éxtasis? ¿O tal vez la divinidad?
– una risa accidental surgió de sus entrañas.
-¡Para, para, para…!-exclamó su voz escondida en lo
más profundo de la cueva construida por el edredón.
-Pero… ¿qué te ocurre? ¿Qué tiene de malo
recordarlo? ¿Acaso no te ha gustado? Vaya, pensaba que yo iba mejorando con los
años.
-¿Por qué todos los hombres tenéis la maldita
costumbre de sacar a relucir vuestros trofeos?
-Porque es una forma
sana de demostrar nuestra virilidad.
-¿Sana? ¿De verdad lo crees? Sana sería si dependiera de mí confirmar
dicha victoria.
-¿Y por qué iba yo a necesitar tu opinión?- dijo con
la misma sonrisa.
Ella le respondió con una mirada ametralladora.
-Acabas de tirar por la borda la culminación de un
encuentro accidental- dijo mientras recogía los recuerdos de ropa perdidos
alrededor de la cama.- Me marcho. Se vuelve a verificar la teoría de que a
partir de los cuarenta las personalidades no se pueden cambiar.
-Vaya, vaya. Parece que anoche no decías lo mismo.
-¡¡ Vete a la mierda!!- exclamó poseída por la
furia- ¿Sabes lo que eres? ¿Quieres saberlo?
-Sorpréndeme-respondió con otra sonrisa indiferente
mientras ella, víctima del nerviosismo engendrado por la incomodidad, se colocaba el sujetador del revés.
-Un eterno soltero alimentado por el capricho de una
noche salvaje. Nada más que eso.
-Bueno, parece que aunque pase el tiempo, ambos seguimos
teniendo cosas en común. Perdón, excepto el matrimonio. Tu matrimonio.-
respondió él.
Ella desistió finalmente en su intento por colocarse
el sujetador y en un ataque de ira, se lo lanzó a la cara mientras sus pechos
surgían liberados de su armadura. De pronto, sus pezones comenzaron a erguirse
en una danza interminable.
-¿¿Qué insinúas??- volvió a exclamar con furia- ¿Qué
soy la versión femenina e infiel de tu sobrevalorado ego? ¿Otra superviviente
de los ochenta, cuya vida se ha visto frustrada por las causas perdidas?
Se miraron uno al otro durante unos segundos. El
despertador volvió a sonar. Ella lo lanzó al suelo sin remordimientos.
De nuevo, sus miradas se entrecruzaron. Una tímida
sonrisa surgió a continuación en el rostro de ella. Otra en el de él. Al fin,
Una carcajada consiguió dibujar la frontera entre ambos.
Al erotismo no le gusta limitarse
a ser un éxito de ventas, sino que prefiere ser moldeado, explorado,
acariciado, transgredido, sodomizado…por el lenguaje.
Al erotismo le gusta ser
literatura.
Fragmento del cuadro "Adán y Eva"
del pintor alemán Hans Baldung.
Génesis del paraíso
La
manzana volvió a colgarse del árbol para contemplar la piel de Eva rendida ante
el tacto de la serpiente.
(Microrrelato compuesto por 23 palabras incluyendo el
título).
A partir de estas palabras, que sea vuestra imaginación la puerta abierta de vuestros sentidos.
Inspirada en este tema: "Hey Joe" de la cantante y actriz Charlotte Gainsbourg, protagonista de "Nymphomaniac" dirigida por Lars Von Trier. Este tema también forma parte de la banda sonora del filme.