viernes, 15 de abril de 2011

87 primaveras

Érase una vez, un espíritu joven (pero experimentado en la vida) que habitaba en cuerpecito de anciana y cuyo alimento era la conversación, la compañía a la hora de comer, sentirse acompañada al ir a pasear mientras tomaba baños de sol y se dejaba llevar por el olor de las magdalenas y el pan recíen salidos del horno de debajo de casa, tener alguien a quien recitarle los versos más contundentes de las obras más símbolicas de la literatura española ("Quién mató al comendador?..Fuente Ovejuna Señor") y sobretodo no sentirse aislada ante la incandescente soledad de nuestros días.

Érase otra vez dos espírutus jovenes (sin experiencia en la vida) que habitaban en cuerpecitos de postadolescentes y cuyo alimento era una ayuda para su crecimiento interior, un trampolín que les impulsara a dar "el salto" esa transición entre el tierno cascarón del huevo en la calidez del nido y la fluidez del aire al abrirse las alas cuando empiezan a volar, és decir, del hogar a la universidad.

Éstos tres espíritus jóvenes se encontraron un hace más de 1 año y medio,y todos aprenden día tras día una lección más del intercambio intergeneracional.

...y son felices y comen perdices!

Hoy mi longeva compañera de piso y de vida universitaria cumple 87 primaveras.
Gracias un año más , Inés.



De regalo un nocturno!

1 comentario:

apuntsyonkis dijo...
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