¿Es la verdad
diferente de la mentira?
“El
cine no es un arte que filma vida, es cine está entre el arte y la vida.”
(Jean-
Luc Godard)
Godard es un director inconformista. Sus objetivos van mucho más
allá del aspecto estético. Este hombrecillo escondido bajo un sombrero
puntiagudo, gafas de sol oscuras y una cámara dispuesta a filmar los planos más
atrevidos, no tiene otra inquietud que la de hacernos pensar a través del cine.
Con esta entrada, volvemos a remontar la suculenta sección del
blog Cine para pensar a través de un
director que ya nos hizo reflexionar con: “Mayo del 68 según Godard”.
Esta vez pondremos en marcha la máquina de pensar con la película Une Femme est une Femme (“Una mujer es
una mujer”) que el director estrenó en 1961. Como todas sus películas, Godard
defiende los principios básicos de la corriente cinematográfica a la que
pertenece; la Nouvelle Vague, que
dibujando un esbozo con papel reciclado y lápiz de punta fina serían: la
repulsión por el cine de masas norteamericano y la defensa de un estilo moderno
y callejero que respirara el urbanismo de un tiempo que cambiaba cada
segundo. Además, los hallazgos de Jean-
Luc Godard, el abanderado de aquellos realizadores (entre los que se encontraban
otros muchos como François Truffaut y Eric Rohmer), fueron a la narrativa
fílmica lo que los de James Joyce a la novelística.
El argumento de Une Femme
est une Femme, es más bien sencillo: reflejar desde un punto de vista
femenino el tormento y pasión entrecruzada que supone mantener dos relaciones
al mismo tiempo. Una vez más el triángulo amoroso que tanto atormentó y fascinó
a los realizadores de la Nouvelle Vague.
La relación de Godard con las mujeres es verdaderamente trágica.
En sus filmes esta relación se basa en el malentendido, la falta de
comunicación. Los personajes no se ponen de acuerdo para expresar sus palabras,
ni siquiera los sobrentendidos. Es decir, la
verdad del otro es inaccesible.
La protagonista de este
filme, Ángela (interpretada por Anna Karina, pareja de Godard en ese momento y
que supuso un apasionante escándalo amoroso) es el amor compartido de Émile y
Alfred. En una de sus citas clandestinas con Alfred, ella le plantea un juego: “Dime
algo verdadero seguido de algo falso. Pero no cambies de expresión en cada una
de las declaraciones”. Él lo hace y ella
exclama “¡Pero la verdad debería parecer
diferente de la mentira!”. Alfred ante la confirmación de la infidelidad de
Angela, le plantea la siguiente cuestión: “Si
las verdades y las mentiras son indistinguibles entre ellas, ¿qué es lo que
hace que el mundo cobre sentido?”.
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Jean-Luc Godard , indicando a uno de sus cámaras. |
Para responder a esta ambiciosa pregunta, con la ayuda del autor
del blog Confesiones de un lunático, y antiguo profesor de Filosofía en mis épocas de
instituto, he decidido entrevistar a los filósofos que más reflexionaron sobre
el concepto de verdad. De este modo desde Platón hasta Friedrich Nietzsche, algunos grandes
pensadores de la Historia van a demostrar su habilidad en la crítica
cinematográfica a través del dilema planteado por Godard.
¡Empezamos el viaje!
Platón y Socrátes.
Hacerme con los dos pioneros de la filosofía occidental resultó
una intrépida aventura ya que tuve que adentrarme hasta el fondo de la caverna
para enfrentarme a las sombras que paseaban en su interior; el mundo visible,
es decir, el mundo de los sentidos. Sólo al compartir conversación con estos
dos defensores de la verdad conseguí dejar de ser prisionera de la caverna,
salir de ella y adentrarme en el mundo inteligible o mundo de las ideas.
Su respuesta a la pregunta de Godard fue la siguiente:
- Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la
ignorancia.- Dijo Socrátes.- La ciencia humana consiste más en destruir errores
que en descubrir verdades, por tanto la verdadera sabiduría está en reconocer
la propia ignorancia.- Y para aliviar los tormentos amorosos que tanto
perturban al director, le recomendó: - Teme el amor de la mujer más que el odio
del hombre, así que cásate, si por casualidad das con una buena mujer, serás
feliz; si no, te volverás filósofo, lo que siempre es útil para el hombre.
Su
discípulo Platón, continuó en la línea defensora de la Razón como puerta a lo
eterno, a lo absoluto y verdadero. Estas fueron sus declaraciones:
-No es en los hombres, sino en las cosas mismas, donde es
preciso buscar la verdad, de modo que hay que tener el valor de decir la
verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad.- Al igual que su maestro,
aconsejó al director refiriéndose a la condición amorosa.- Ves con cuidado Jean
–Luc, pues al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
David Hume
Una tormenta escocesa casi impide mi visita al despacho de
Hume, que me recibió con una cálida sonrisa. Gracias a la graduación del whisky
que compartimos, conseguimos mitigar el frío y debutar una agradable
conversación en la que las emociones fueron las protagonistas.
-La moral descansa fundamentalmente en los
sentimientos y no en la Razón como afirmaron mis colegas griegos que
acabas de entrevistar. Hay sentimientos morales, sentimientos que se despiertan
en nosotros con ocasión de la percepción de ciertas acciones o cualidades de
las personas.- Se sirvió otra copa y continuó.- El sentimiento moral básico es
la humanidad: sentimiento positivo por la felicidad
del género humano, y resentimiento por su miseria. Llamamos acciones virtuosas
a todas las acciones que despiertan en nosotros dicho sentimiento, y vicios a
las que despiertan en nosotros el sentimiento negativo.
-Entonces-le
pregunté- Si Ángela es infiel de forma
recurrente, ¿deberían de creer en ella Émile y Alfred aunque ella les asegure
lo contrario?
- La
naturaleza no es uniforme y por tanto no podemos fiarnos de los hábitos.-
consiguió pronunciar después de una larga carcajada-. Yo sí que creería en
ella. Podrías llamarme estúpido pero
piensa un momento en el agua. Sabemos que empieza a hervir a cien grados
centígrados. ¿Y si un día pongo un cazo a hervir y deja de hacerlo a esa
temperatura? ¿Y si Ángela se decide una vez por alguno de los dos hombres y
contradice lo que de ella sabíamos, es decir, nuestra costumbre sobre ella? El
ser humano se compone de sus recuerdos, ya que nos basamos en estos para
actuar, ¿y quién compone a estos recuerdos? Los sentimientos que nos produce
una situación. Espero que ni Jean-Luc ni tú lo olvidéis; aunque la sociedad los
estigmatice duramente, lo más importante son los sentimientos.
John Stuart Mill
Sin dejar atrás el
clima gris del Reino Unido, cogí un tren rumbo a Londres para encontrarme con
uno de los filósofos utilitaristas más ilustres. He de admitir que un té
caliente ayuda a combatir la resaca nacida del whisky escocés.
-Bueno como bien sabes,
además de filósofo soy economista.- Me recordó Mill después de un sorbo- Puede
que eso influyera en mis teorías utilitaristas que consideran que la finalidad
de la acción humana, (y específicamente la felicidad que se consigue a través
de las acciones humanas) está vinculada a la realización de acciones útiles. Es
decir, el utilitarismo afirma que es bueno aquello que es útil para ser
felices, y por tanto tenemos que medir nuestros actos por sus consecuencias
(útiles o inútiles) en vistas a la felicidad que provocan en nosotros, y en la
sociedad.- Se levantó a por más azúcar- En este sentido, Émile y Alfred
necesitan creer en Ángela, porque les es útil, es decir, les ayuda a ser
felices.
Friedrich Nietzsche:
Como buen transgresor,
no esperaba encontrar a Nietzsche en su Alemania natal sino en una de sus
ciudades más idolatradas: Venecia. Cuando abrí la puerta de su habitación lo
encontré en tumbado en el suelo y de muy mal humor. “Está sufriendo uno de sus
ataques de migraña”, pensé. Me senté a su lado. Sus ojos me miraron sorprendido
detrás de un bigote monumental.
-Necesito que me
ayudes.-le dije- Bueno, en realidad necesito que ayudes a Jean - Luc Godard.
Necesita tu opinión sobre la Verdad.
Embriagado por una
efervescencia pasional, Nietzsche se incorporó de un salto y comenzó a compartir
sus pensamientos.
-¿Y por qué demonios
desea conocer la Verdad?- dijo con una ironía digna de secuencia magistral.
-Porque el guión de
una de sus películas lo enfrenta en un complejo embrollo amoroso.
-Vaya,
malditas mujeres.-emitió un largo suspiro- En primer lugar dile que la mujer perfecta es un tipo humano
superior al varón perfecto, pero también es un ejemplar mucho más raro.
No pude evitar reírme a carcajadas.
-¿Qué te hace reír, desconocida mujer? Pues vas a reír más
aún con el siguiente mensaje que debes enviarle a Jean-Luc de mi parte: el sexo
es una trampa de la naturaleza para no extinguirse.
-Godard necesita pasar una temporada a tu lado, sin duda.
Ahora háblame de la Verdad.
-Supongo
que sabrás que conmigo debes de encajar muy bien las palabras; sobre todo
aquellas como “Verdad”, “Moral “ y “Realidad”
…y ¿cómo olvidarlo? La más maldita; “Dios”.- Sus pasos daban círculos por la
habitación.-
Al hombre de
conocimiento le disgusta bajar al agua de la verdad no cuando está sucia, sino
cuando no es profunda.- Se detuvo a observar los tejados de las casas
venecianas. Tras unos segundos ,continuó con su discurso.- A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus
ilusiones se vean destruidas.
-¿Y qué le digo respecto al sufrimiento que tanto
refleja en sus películas?- le pregunté.
-Dile que el sufrimiento es necesario porque forma
parte de la vida. Amar la vida es amar el sufrimiento porque es la prueba de
nuestra existencia.- Volvió a mirar por la ventana.- Antes de que marches me
gustaría decirte que le transmitas mi admiración hacia su creatividad, ya que ese
es el espíritu que nos ayuda a crear una realidad paralela a la establecida por
el gregarismo de nuestra sociedad, y de este modo estar más cerca del concepto
de Superhombre.-Se volvió para
mirarme.- Gracias por tu visita. Aunque parezca lo contrario, agradezco la compañía
siempre y cuando ésta posea espíritu crítico. Pásate cuando quieras.
Y de esta forma finalizó mi entrevista. Una vez más se confirma:
la filosofía es aplicable a cualquier aspecto de la vida y el cine no iba a ser
una excepción.
Ahora debo trasladarme a París para agradecerle a, Jean- Luc, este
apasionante viaje por los rincones del conocimiento. Espero que le ayuden como
a mí.
Finalmente, manifestaros mi más sincera opinión: escojo el emotivismo moral de Hume junto con la
crítica a la Verdad de Nietzsche.
¿Y vosotros, a que filósofo elegiríais para solventar el dilema de
la verdad indistinguible de la mentira?
Fuentes:
v
Cinematográficas:
·
Une Femme est une Femme- Jean-Luc Godard
(1961)
·
Godard’s Ironic Erotics in “Une Femme est une Femme”- Ben Lacker.
·
Godard et les femmes (1960- 1983).- Philippe Sollers.
·
La Nouvelle Vague. La modernidad
cinematográfica. - Javier Memba (T & B editores).
v
Filosóficas: