jueves, 7 de enero de 2010

La chica de cristal


Querido día:

Debe ser muy duro sentirse Lunes, siendo Jueves después de tantas jornadas de sonrisas (algunas verdaderas, otras finjidas), xampán burbujeando, chocolate desaciéndose y envoltorios de regalo descansando sobre el suelo.

Debe ser duro intentar guiar a los transeúntes para que bailen al son de la rutina, sí esa rutina que nos acaba carcomiendo por dentro como si de madera estubieramos hechos.

Debe ser duro además si hoy estás lluvioso, y puede incluso que nevoso, en el que el fuerte viento es tu mayor obstáculo, eso sí , sin olvidarnos del frío que te coarta.

Pero debo reconocer que tu resaca, melancólia y gélido ánimo me han servido de inspiración... junto con un hecho que por cuestión de segundos, no ha sido catastrófico seguido de un vuelco en mi corazón...y al subir al tren...he vuelto a escribir.

"La vió, se fijó en ella y entonces la observó tímidamente. Sus pies se deslizaban en espiral sobre las hojas caídas que quedaban como recuerdo del pasado otoño en el suelo de la estación.

Abrió la puerta con las pocas fuerzas que aún le quedaban después de las sucesivas batallas sin ganar ...pero perdidas.

Un billete al destino más lejano, por favor.

Una voz demasiado desgastada para du delicado rostro.

Desde que adquirió su definitiva estabilidad laboras aprendió a acostumbrarse a las extrenticidades y peculiaraidades de algunos pasajeros pero de vez en cuando le sorprendían exageradamente.

No puso inconvenientes a su petición.

Llovía, llovía y no le importaba, pues ya hacía tiempo que sus días eran grises, al igual que sus ojos.

No encontraba el adjetivo adecuado para calificarla pero había algo especial en ella, su mirada quizás, el gesto de su mano derecha sobre su mano izquierda, su firme compostura a pesar de su hipotética debilidad. Sin paraguas, sin abrigo, desprotejida, vulnerable al tiempo, vulnerable al cambio.

Cada vez más se perdía en las gotas de agua, se sentía hipnotizada por su cristalina transparencia.

Sólo pedía no pensar, solamente pintar su mente de color blanco, borrarlo todo, desaparecer, escapar de sí misma, no sentir.

Despachando a los últimos viajeros encontró un calificativo para ella...frágil, sí fragil, el color de su piel, toda ella era de crístal.

Nubes,nubes, negrs nubes.

Caía, caía hacía un circulo vicioso.

"Atención señores pasajeros, va a efectuar su trayecto un tren sin parada...

no pienses,no pienses.

...les rogamos señores pasajeros...

corre,corre, alejate de tí misma... corre!

...mant´ngase alejados de la vía"

Siempre le habían dicho que el verdadero cristal, internamenete posee una perfecta ordenación, que paradoja pensó antes de reaccionar tras ella.

Mientras corría veía las manos tapando los ojos de los viajeros.

Ehh!!!EHHH!!

Frío, entoncessintió un frío intenso que contrastaba con el calor desprendido por las ruedas. Sintió el gélido raíl, su dureza...y se preguntó como habían aprendido a soportar el continuo peso de los ferrocarriles.

Tocó sus manor, sintió su fragilidad llegando al máximo apogeo.

El destino más lejano , recordó.

Una lágrima cayó sin confundirse con las gotas de lluvia.

Y le costó aceptar que había encontrado el adjetivo adecuado par la chica de cristal."