viernes, 27 de enero de 2012

Receta para cocinar cine en tiempos de vacas flacas


Esta semana han salido a la luz las nominaciones a los premios "Oscar". Entre ellas se encuentra Fernando Trueba con "Chico y Rita" en la candidatura a mejor película de animación. He estado leyendo y escuchando entrevistas suyas desde este suceso y en todas coincide con la inesperada sorpresa de la noticia. Y es que, si alguna cosa sabe Trueba aparte de dirigir y escribir secuencias, es la de mantener la humildad que enmascara el éxito.
En la vida artística y creativa (pero también en la personal), los tiempos de bonanza nos embriagan de venenosos elogios y acabamos adquiriendo un concepto distorsionado de nosotros mismos, nuestro trabajo y de los demás. El pasado fue creado para evitar, precisamente esto, porque es al retroceder cuando nos vemos reflejados en lo que fuimos, en lo que aprendimos y en lo que luchamos, y ese es nuestro chaleco antibalas frente a cualquier obstacúlo que se empeñe en declinar nuestra trayectoria.
Pues bien, después de esta ontológica reflexión os invito a tirar de la cuerda del pasado cinematográfico de Trueba con el que fue su primer largometraje:"Opera Prima".
Pongámonos en contexto. Año 1979 , Madrid; España se encuentra en plena transición, etapa de incertidumbres, contrastes y nuevas propuestas. Una atmósfera neo-hippie progresista invade la ciudad, ser un bohemio, ya no es motivo del cuál avergonzarse, sino una tendencia a seguir. Trueba por áquel entonces, tenia 24 años y estudiaba comunicación audiovisual, había realizado algunos cortos pero ni de casualidad hacer una película entraba dentro de sus objetivos. Sin embargo, su afán jugetón le motivó a escribir un guión "para no hacer nunca una película". De esta manera, y sin un duro en el bolsillo, pero con 2 cervezas, un cigarro y una máquina de escribir encima de la mesa, el impulso de la antítesis dio pie a la creatividad, y nació este filme.
Trueba no sólo retrata la juventud de su generación, sino que distorsiona el concepto de ella; en las edades tempranas de la vida hay una sabíduria incansable, pragmática, cínicamente utopíca, cuyo intento no es la búsqueda del sentido de la vida sino la ilimitada felicidad que ésta nos regala. Así pues no es sólo la soledad y el romanticismo el tema común, sino también la burla al intelectualismo con en el que a veces nos sumergimos para evitar reconocer nuestra propia vulgaridad.
Planos largos que convierten la cinta en lentas lagunas que fluyen a través de un diálogo irónico y existencial que adopta pinzeladas del coetáneo cine europeo y americano al estilo Allen. Trueba no sólo consigue retratar una ciudad que está sembrando las semillas para "la movida" de la década posterior, sino que a falta de posibilidades económicas de las superproducciones, pero con una iniciativa insaciable, aporta a sus personajes el arma más sencilla con la que lucha el cine: el diálogo.

Os invitó a disfrutar de esta pequeña joyita que impulsó la primera secuencia de una vida cinematográfica.

Una vez más, la creatividad venció a la escasez.

Sólo nos queda desearle suerte.

Recordar no es retroceder. Acordaros de mirar atrás de cuando en cuando,esté o no, la éfimera suerte del éxito de vuestra parte, os hará más fuertes.

Os dejo con el comentario de la película por parte de el director.

jueves, 19 de enero de 2012

Días de radio

Cuando alguien abandona este mundo una árdua tarea le recae, la de abrir los ojos a los suyos ante los detalles insignificantes que les identifican. Desde hace 3 meses a mi abuelo no hay quien le detenga, pues se empeña en hacerme ver las pocas cosas que teníamos en común, y que ahora me percato, nos unían. Primero fue al observar la minimalista agenda de bolsillo en la que se han convertido mis manos, pues ambos las utilizabamos para escribir en bolígrafo aquellas tareas inmediatas y precisas. Más tarde llegó el turno de adelantar 1 hora los relojes (otra sana costumbre). Pero si un hábito comparto con mi abuelito de una forma insaciable es el de escuchar radio nacional.
Todo empezó una tierna mañana de un delicioso verano de la infancia en un pequeño pueblo de Teruel. Mi abuelo, que era un albañil de esos que duermen hasta con la pala, estaba terminando la buardilla de la casa. Yo tenía una misión de vital importancia, la de administrar el almuerzo, así que cada día mi abuelita preparaba dos rodajas de pan con aceite , sal, un tomate abierto y jamón serrano, y yo subía con mi peto vaquero y mi sombrero de paja hasta la buardilla. Aquel día vi que mi abuelo no paraba de tocar la antena del transistor, yo le miré con una curiosisdad voraz. Entonces colocó el plato en una mesa , se sentó en una silla, me subió en sus piernas y dijo "Mira gitanilla, te voy a enseñar a sintonizar la única emisora que se oye en este pueblo, y también la única que se acerca más a la verdad". Así nació mi afición por la radio, y desde ese momento fue una amiga más para mí, pues me acompañaba en mis juegos, cuando pintaba, cuando ayudaba en la cocina...¡hasta inventarme a los 9 años un programa de radio y grabarlo en cintas virgenes para despúes torturar a mi familia a la hora de la cena! Sin duda mi abuelo me dejó una herencia llena de riquezas aquel dia, pues las voces siempre hacen compañía y endulzan un poco la soledad. Este verano mientras mi abuelo se despedía de nosotros lentamente me dijo: "Clara, hija, me puedes poner la radio que me entere un poco de lo que pasa en este país". Ahora yo te digo abuelo: nadie se ha enterado del todo bien de lo que está pasando en este país y menos mal que no estás aqui para presenciarlo.

Las ondas transportan recuerdos, como éste que acabo de escribir, pues me ha llegado esta mañana: hoy Radio Nacional de España cumple 75 años. La historia es bastante curiosa, e incluso patética, pues fue el dictador Franco quien dictaminó su creación con una función propagandística, junto al embajador de la Alemania nazi, quien aportó el aparato. A las 9 de la noche de aquel 19 de Enero de 1937 , con un frío que pelaba, el nervioso (no era para menos) actor y Fernando Fernandez de Córdoba rezó "en el combate habido en el dia de hoy han sido derribados 3 aparatos(...) y 12 kazas del enemigo, en Salamanca, sin ninguna baja por nuestra parte, España sigue siendo triunfal". La verdad esque el termino "Nacional" ha diferido mucho de su función original. Siempre es bueno mirar atrás para aprender de los errores,¿no?

La radio es inmortal, perenne, no le tiene miedo al cambio, fluye con él, más bien se enriquece de las nuevas tecnologías. Gracias a la radio he aprendido a perfilar algunos aspectos de mi ser: he aprendido a escuchar, a opinar, a objetivar y también a reflexionar. Me ha abierto la ventana a lugares donde nunca he estado con programas cómo "Nómadas" (radio 5), y a otros donde gobierna la literatura , como "la estación azul", también me ha introducido a la música clásica , en radio clásica con "Juego de Espejos", "Los imprescindibles" o "Té para tres", y a otras músicas con "Radio 3". Cuando no puedo dormir, me acompaña "Afectos en la noche", y a la hora de hacer punto "reportajes" o "redes", si tengo que hacer chapuzas en casa un sábado por la mañana me ayuda "Hoy no es un día cualquiera". Siempre hay un estado de ánimo, un momento para cada programa, y si no se elijé gracias alos podcast en internet.

Y es que las palabras son una metamorfosis aleatoria, y en cualquiera de sus formas pueden abrir las más crudas heridas o apartar a la más desgarrada soledad.

Gracias abuelo, por enseñarme a amar la radio.

Felicidades Radio Nacional, y gracias por vuestra compañía, por vuestra manera de hacerme ver el mundo (real y ficticio) y por haberme hecho recojer este pequeño recuerdo escondido.

Os dejo con una estrofa de una de mis canciones favoritas de Celtas Cortos "Radio amiga":

"Si la palabra es libre cuando aletea en la radio,
de regalar un milagro, radio, ¡feliz cumpleaños!,
y a regalar que escuchar es soñar"

domingo, 8 de enero de 2012

El nuevo año será contemporáneo

Los 20 años son como aquel pasajero que espera en la estación de pie, inquieto y con la maleta cargada de esperanzas y también de algunos recuerdos que le acompañarán en el turbulento viaje del tren de la vida.


El siglo XX también fue pasajero, pero no de la vida, sino de la historia. Sin duda, fue un pasajero de los más rebeldes e inestables, pues siempre se cambiaba de vagón, se sentaba en una posición que coartaba el paso de los demás viajeros, de cuando en cuando sacaba la pipa, y además muchas veces le hizo bajarse el revisor porque se había indignado a comprar el billete. Pero también fue el que mejor apreció el paisaje visualizado por la ventanilla desdibujando las fronteras que imponía el horizonte de la humanidad.

A veces me pregunto ¿cómo pudo este pasajero viajar tan intensamente, en tan poco tiempo?

Puede que una de las razones fuera los libros que le acompañaban durante el trayecto; palabras y frases aderezadas y desordenadamente ordenadas de pasión, existencialismo, amargura, melancolia, ironía y tristeza que los autores de esta época le dedicaron. Porque si por alguna misión tuvo el XX , es la de enseñarnos las lecciones que la especie humana nunca debió, debe ni deberá memorizar.

Porque aunque nadie nos acompañe, nunca viajamos solos en el tren de la vida.

Dado que nací en la despedida de ese siglo , mis 20 años me convierten en una pasajera más de este tren, ¿por qué no convertir la lectura de los clásicos del siglo XX en propósito literario para 2012?


Siguiendo el modelo que ofreció el periódico "El País" hace unos años con su colección "Una invitación a la lectura", he recojido algunos de los títulos y autores más relevantes. No obstante, os invito a ofrecer más aportaciones literarias a la lista, así como vuestra opinión sobre los escritores y sus obras aqui citados.





¿Conseguiré cumplir mi propósito?





Una invitación a la lectura:
"Guernica" de Pablo Picasso, 1937





Veinte poemas de amor y una canción desesperada y los versos del capitán. (Pablo Neruda)

El amante. (Marguerite Duras).

Suave es la noche. (Francis Scott Fitzergald).

Historia universal de la infamia. (Jorge Luis Borges).

El siglo de las luces. (Alejo Carpentier).

Opiniones de un payaso. (Heinrich Böll).

La Metamorfosis. (Franz Kafka).

Orlando. (Virginia Woolf).

La Romana. (Alberto Moravia).

Muerte en Venecia. (Thomas Mann).

La rebelión de las masas. (José Ortega y Gasset).

El poder y la Gloria. (Graham Greene).

El corazón de las tinieblas. (Joseph Conrad).

A sangre fría. (Truman Capote).

Niebla. (Miguel de Unamuno).

El lobo estepario. (Hermann Hesse).

Tres ensayos sobre teoría sexual. (Sigmund Freud).

El ruido y la furia (William Faulkner).

Romancero gitano y poema del cante Jondo. (Federico García Lorca).

Trópico de Cáncer. (Henry Miller).

Tirano Banderas (Ramón del Valle-Inclán).

Historias de Cronopios y de famas (Julio Cortázar).

La esperanza (André Malraux).

Memorias de África (Isak Dinesen).

El extranjero (Albert Camus).

Las uvas de la ira (John Steinbeck).

La náusea (Jean Paul Sartre).

Marinero en tierra (Rafael Alberti).

El barón rampante (Italo Calvino).

El maestro y margarita (Mijaíl Bulgákov).

El halcón Maltés (Dashiell Hammet).

Pedro páramo y el llano en llamas. (Juan Rulfo).

Homo Faber (Max Frisch)

Dublineses (James Joyce).

El largo adiós (Raymond Chandler)

La fugitiva (Marcel Proust).

La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela).

Los viejos marineros (Jorge Amado).

Lolita (Vladimir Nabokov)

El viejo y el mar (Ernest Hemingway).

Desearos unas felices lecturas este año.