sábado, 20 de marzo de 2010

¿Qué es lo que quieres de mí , primavera?


Hoy he abierto la ventana y allí estabas tú,con tu efervescente inocencia dándome la bienvenida un año más.
¿Pretendias despertarme de mi letargia hivernal? Pues conseguí acostumbrarme a la melancolia grisacea de tu predecesor. Aprendí a pintarla imitándote, eso sí.
Caprichosamente en musa del arte te convirtieron.Boticelli te reencarnó en forma de la diosa romana del amor, la fertilidad y la abundancia : Venus.Vivaldi imitó la naturaleza de tus sonidos. Bécquer te idolatró romanticamente afirmando que mientras tu estubieras en el mundo , existiría su preciada poesía.
Pero tu belleza es pasajera, pues aunque no lo quieras reconocer eres efímera como el resto de las aspectos superficiales que nos disfrazan el alma.

No te pido que me regales puestas de Sol,ni amaneceres prematuros,ni que me apartes el polen de tus flores de mi camino, ni tan siquiera que me nubles la vista con tu euforismo utópico.

Sólo te pido que me olvides. Pues tu inestabilidad me coarta el sueño, tu frescura carcome mis sentimientos. Engrandeces mi tristeza, pues me abres las puertas de los recuerdos olvidados, de los que ya se fueron, de los que están...pero nunca volvieron. Cuando apareces me conviertes en herida malcurada expuesta a la intemperie de tus pasiones desenfrenadas.

Eres la culpable de que las lágrimas varnicen mi rostro a todas horas. Sin saber porque.

Pero, por favor...¡no me olvides del todo!Pues muy a mi pesar te he de agradecer tu labor como estación del año. Te necesito. Cuando tú llegas mi insensibilidad me abandona.Sí, esa insensibilidad que me aleja de la vitalidad, que me convierte en un antro utilitarista,gélido, pragmático y absurdamente racional. Y que sólo tú puedes combatir con el florecimiento de los sentidos. Me haces sentir un poquito más humana, y eso me reconforta.Y esa es la única razón por la que quiero que me acompañes durante estos próximos meses.

Por eso solamente te pido:


¿Podemos ser amigas este año, primavera?


Imagen: Acuarelas de Inés Pallarés, longeva pintora a la que siempre has servido de inspiración (¡¡admira tus flores!!)

domingo, 7 de marzo de 2010

"On ne voit bien qu'avec le cour. L'essentiel est invisible pour les yeux"


Todos hemos sido niños alguna vez. Todos nos hemos dedicado los primeros años de nuestra vida a reinventarnos, descubrir el mundo exterior, abrir los ojos ante una realidad coloreada con nuestras propias pinceladas. Pero el tiempo es caprichoso y hizo que esas pinceladas se difuminaran cada vez más.
El crecimiento, la madurez "forzada" y las presiones externas procedentes del <2planeta adulto" nos ha extraviado en el desierto. No tenemos agua. Tenemos sed.Nuestro avión se ha hecho pedazos a pesar de la importancia que le damos a los aspectos materiales. Alejamos la vista hacie el horizonte. Unos destellos de cabellos dorados como un campo de trigo brillando bajo la luz solar de un cálido día de verano se dirige hacia nosotros. És el principito y ha venido a despertar a ese niño que quedó dormido en nuestro interior. Ha venido para ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos aunque estemos perdidos en un lugar desconocido.

Esta conmovedora fábula pretende recuperar la infancia que creemos perdida, los valores impuestos, la utilidaridad y el pragmatismo de los adultos("las personas grandes son decididamente muy pero que muy extrañas) y fomentar la creatividad, originalidad y reflexión interior a través de un personaje el cual ha adquirido un gran papel dentro de la literatura universal a pesar de su pequeño tamaño: El Principito: pequeño principe modesto que nunca renuncia a sus preguntas.
¿Y por qué?¿ Cuantas veces hemos formulado esta frase de forma reiterada en nuestra infancia? Nuestro principito decide un día pasar página dentro de su rutinaria vida en su pequeñito planeta de volcanes (representa la constancia, la regularidad de las obligaciones diarias), baobabs (los problemas) y de su querida y amada rosa (el amor). Decide emprender un viaje , que representa la vida, en él se encontará con una serie de personajes cada uno de los cúales representa un aspecto sobre la debilidad del ser humano.
FInalmente llega a la Tierra donde descubrirá mediante el proceso de amaestramiento de un zorro, es decir por el simple hecho de "crear lazos" con éste, a cambio recibe un regalo que será depositado en su corazoncito. "He aquí mi secreto (le dijo el zorro)es muy simple:no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invidible a los ojos." El principito descubre la amistad, que es el mejor regalo que puede ser ofrecido y aceptado por el ser humano para su dearrollo interior.

Antes de despedirme añadiré unas notas sobre el autor. Una atmosfera de msiterio envuelve esta obra si la relacionamos con la biografía.El 30 de diciembre de 1935 a las 14:45, después de un viaje de 19 horas y 38 minutos, Saint-Exupery junto con su navegador (Andre Prevot) tuvieron un aterrizaje forzoso en la parte de Libia del desierto del Sahara en camino a Saigón. Su avión era un Caudron C-630 Simoun n7041 (serie F-ANRY). El equipo estaba tratando de volar desde Paris a Saigón en menos tiempo que cualquier piloto lo había hecho por un premio de 150,000 francos. Ambos sobrevivieron el aterrizaje pero sufrieron los estragos de la rápida deshidratación en el Sahara. No tenían idea de su ubicación. De acuerdo a sus memorias, lo único que tenían para alimentarse eran uvas, dos naranjas y una pequeña ración de vino.[2] Ambos experimentaron alucinaciones visuales y auditivas. Para el tercer día estaban tan deshidratados que dejaron de sudar. Finalmente, al cuarto día, un beduino en camello los descubrió, salvándoles la vida. La fabula de Saint-Exupery El Principito, es una referencia a esta experiencia.
¿Se encontraría el autor con el principito durante su angustiosa desaparición?
Pero aún hay más:El 31 de julio de 1944, durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, en el sur de Francia, Saint-Exupéry a bordo del avión Lightning P38, había partido pocas horas antes de Borgo, en la isla de Córcega, cuando los radares dejaron de ver el avión que pilotaba y nunca más se supo de él, cubriendo para siempre al escritor y piloto de un halo de misterio y romanticismo.

Nunca se tuvieron indicios del aviador ni de su nave hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera a orillas del mar. La joya, que el agua había acercado a la costa de Marsella, tenía grabado el nombre del escritor, pero su autenticidad quedó en entredicho.

El descubrimiento de la joya ayudó a las autoridades francesas a iniciar una búsqueda en el sector. Cinco años después, casi al cumplirse el sexagésimo aniversario de su desaparición, fueron descubiertos en aguas de Marsella restos del avión, cerca del lugar donde años atrás había sido descubierta la pulsera. Las piezas recuperadas fueron decapadas, limpiadas. Sobre un panel de la caja del turbo-compresor, localizada en la viga izquierda del avión, los investigadores descubrieron, según su informe, «una serie de cuatro cifras aisladas y grabadas manualmente»: 2734, seguidas por la letra «L», que significa «left». Se trata, según el informe, «del número de fabricación que el constructor de aviones Lockheed inscribía en sus aviones al lanzar su fabricación en una cadena de montaje». Este número civil correspondía, en la tabla de concordancia de la USAF, a la matrícula militar 42-68223, o sea la del avión de Saint-Exupéry.

Pese al hallazgo, las razones por las que el avión de Saint-Exupéry se estrelló eran un misterio (se habían barajado que lo hubiesen derribado, que hubiese perdido el control, un fallo mecánico, problemas de oxígeno o un ataque cardíaco) hasta marzo de 2008.

En 2008 un piloto alemán llamado Horst Rippert confesó al diario francés La Provence que fue él quien derribó el avión en el que desapareció, en 1944, Saint-Exupéry. El militar de 88 años declaró: «Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry» y agregó «Fue después cuando supe que se trataba del escritor. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos».[3]

El piloto alemán llevaba dos semanas de servicio en la costa sur de Francia cuando en la mañana del 31 de julio de 1944 identificó un «Lightning 38» y se dirigió hacia el aparato. Según el relato que hizo, Rippert siguió al avión francés y le alcanzó con varios impactos, tras lo cual vio que caía sobre las aguas, pero no se percató de qué había ocurrido con el piloto.


Finalmente recomendaré casi imperativamente a todas las personas que se sientan un poco perdidas y agobiadas por la arena del desierto. Escarbar un poco, no dejeis que la sed se os apoderé, mirar al frente y abrir vuestro corazón...¿por fin veís el brillo de sus cabellos dorados?

PSD: más en www.lepetitprince.com