martes, 10 de junio de 2014

Mecanismos de adaptación

“La locura, a veces, no es otra cosa que
 la razón presentada bajo diferente forma”
(Goethe)
“En la venganza el más débil es siempre el más feroz”
(Balzac)
“Y pues, nosotros matamos para construir un mundo donde nunca más nadie matará.
Nosotros aceptamos ser criminales para que la tierra se cubra finalmente de inocentes”
(…)
“¡Morir con ella! Los que aman hoy en día deben morir juntos si ellos quieren estar reunidos.
La injusticia, separa .  La vergüenza, el dolor, el daño que hemos hecho a los demás y el crimen separan.
Vivir es una tortura puesto que vivir separa”
(“Los justos”, Albert Camus)

"Summer interior" de Edward Hopper
Lo que más le impresionaba de aquel lugar no era la frialdad del color de sus paredes. Tampoco la rigidez de los muebles. Ni si quiera la falta de decoración. La verdad es que una lámina de algún pintor moderno o alguna fotografía enmarcada hubieran ambientado más esa estación de paso en la que algunas personas se ven condenadas a esperar ese tren que nunca llega.
Era precisamente esa espera constante, esa incertidumbre y falta de vitalidad  la que más le impresionaba.  Pero …¿por qué? Cuando cada uno de los pacientes abandonaba su limitado ecosistema a la hora de la comida o de la cena, él ponía en marcha ese morboso vicio oculto de entrar en las habitaciones cuando no hay nadie, diseccionar con la mirada cada uno de los rincones ocupados por objetos personales. “¿Por qué estará leyendo a este autor? “ “Vaya, estas chocolatinas también las tomaba yo cuando era niño”, “Mi madre también se lava con ese jabón,” “¿Qué es lo que estará escribiendo en ese cuaderno?”.
 Observar esos fragmentos de existencia agrupados en esos 8 metros cuadrados  y darse cuenta de que también podría ser la suya propia le impresionaba.
 Le impresionaba aún más que evaluar los efectos secundarios de la medicación o una sesión de terapia electroconvulsiva.
Él lo sabía, y el personal de enfermería también, pero no se lo tenían en cuenta. La verdad es que era una costumbre bastante fetichista,  pero a la vez también formaba parte de un ejercicio mental para divagar con la imaginación de un ser cuya mente se ha invertido por sí misma…o la ha invertido la vida.
Más que una costumbre era un desafío , un reto personal  al que todo psiquiatra aspira a conseguir:
empatizar con la locura.


En la consulta
-Pasa Marta. Pasa y coge asiento, estás en tu casa.
-Gracias. Perdóneme pero estoy un poco preocupada por su rápida llamada. ¿Qué le ocurre ahora mi madre?
-Verás , ayer hable con el juez y con vuestro abogado.- el doctor bajó la mirada hacia sus zapatos, solía hacer eso cuando no guardaba el suficiente valor como para dar una mala noticia. Finalmente volvió a levantar la mirada y la miró directamente a los ojos.-Siento decirte que después de 6 meses de libertad condicional hospitalizada en este servicio y yendo una vez por semana al juzgado…se…se….- no le conseguía articular bien las palabras- para nuestra mala sorpresa se  ha desestimado la petición para suspender la condena.
Marta se llevó las dos manos a la cabeza cubriéndose todo el rostro.
-          Tanto mis compañeros como yo hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos. Cómo bien sabes, después de aquel suceso tu madre desarrollo un trastorno adaptativo mixto ansioso-depresivo que con terapia y algo de tratamiento conseguimos estabilizar sin necesidad de hospitalización. Pero después del asesinato , tu madre tiene que estar aquí porque tenemos miedo a que ese trastorno adaptativo haya derivado a un síndrome bipolar o a una esquizofrenia, y que esa sea la causa de ese delito que ha cometido. Estás dos patologías son dos trastornos digamos “mayores “ legalmente, esto quiere decir, que la pena se podría ver reducida o inexistente. Pero desgraciadamente, y a pesar de que el abogado y nuestro equipo ha declarado “estado palmariamente desestabilizador para su estado psíquico y físico a causa de su grave enfermedad mental”, no ha sido suficiente para el juez.
 Aún no nos entra en la cabeza como ha podido ocurrir esto, de verdad, pensamos que son intereses personales del magistrado con el abogado de la defensa. Todos sabemos desgraciadamente cómo funciona la justicia en este país.
El doctor seguía mirándola, ella continuaba con las manos adheridas a su rostro, como si hubiera nacido así. Como si nunca hubiera visto la luz del sol por permanecer con en la oscuridad de su propia piel, protegida del mundo exterior. Se podía advertir su agonía subyacente creciendo por dentro, como si fuera a estallar.
-Marta, me temo que tu madre tendrá que ir a prisión.
Pensamos que es mejor que se lo comuniques primero tú. Puede que sea demasiado incómodo para ella que lo hagamos nosotros. 
Por mucho que este sea mi trabajo, y que lleve en esto más de quince años , en determinados casos, no puedo llegar a transmitir la misma confianza que transmite una hija.

6 meses antes

Esa copa le había quedado más reluciente que la anterior. Tenía que darse prisa a las diez llegaría “el club de la sed” y tenía que tener todo preparado para ocupar toda la barra.
De momento, se abrió la puerta.
Se quedo, frío , parado, inmóvil.
No , no podía ser él. 3 años habían pasado. Y ahora estaba allí entrando al bar como si nada hubiera ocurrido.
Se le cayó la copa al suelo y se le rompió en pedazos.

-Hombre,  Manolo. ¡Pero cuanto tiempo! ¿Qué te trae por aquí?
-¡Madre mía Paco! ¡No sabes cuánto echaba de menos tu bar! 
-¿Qué te trae por aquí? – exclamó con disimulable sorpresa.
- Pues al fin , después de tres años, la jodida condicional.
 Ya era hora, ostia. Ya estaba bien, ya. El talego me está dejando gilipollas.
Ponme un ron con hielo anda, que allí lo único que me dan es vino de garrafa.
-Enseguida. Vaya, no me queda ron en la barra. Voy al almacén, ahora vuelvo.

En cuanto el camarero se fue, las cortinas de la puerta se movieron.
Él dirigió la mirada hacia la puerta.
Se quedó petrificado.

-¿Qué haces aquí?- preguntó soprendido.

Ella se dirigió hacia él. Tenía la mirada fija en ninguna parte. Sostenía una botella de dos litros de agua mineral en la mano.

De forma automática la esparció por encima del cuerpo de aquel hombre, de pies a cabeza.

-¿¿PERO… QUÉ…?? ¿QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO??

Ella seguía con esa inexpresividad. Si la mirabas fijamente podías incluso dudar de si de verdad se mantenía con vida.

Metió las manos en una bolsa de plástico que llevaba colgada en el brazo derecho y de ella sacó un encendedor del gas.

Presionó el botón

Seguía con esa mirada fija, inmóvil.

En menos de 5 segundos el hombre estaba cubierto de llamas.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HIJA DE PUTA!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡HIJA DE LA GRAN PUTA!!!!!!!!¡¡¡¡¡¡¡SOCORRO!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!!!!!!!!


Vuelta al presente

-“Toc, toc”- llamaron a la puerta.
Marta entró a la habitación.

 Ay mísero de mí, y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí 
contra vosotros naciendo. 
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor, 
pues el delito mayor 
del hombre es haber nacido.”

-          Vaya, parece que tienes a Calderón de la Barca en tu habitación.
-          Sí, la verdad es que así no me hace falta leer.  Te presento a Amanda, la acaban de cambiar de habitación. A partir de ahora estará conmigo. Fue profesora de literatura y sólo se comunica con fragmentos de obras. Es increíble, se las sabe de memoria, lo más curioso es que solamente habla con ellas, las utiliza como un idioma, un lenguaje . Le puedes preguntar cualquier cosa que te contestará de esa forma tan poética. Ya te puedes imaginar cómo serán las consultas con el doctor.
Hoy es el día de “La vida es sueño”.

-¿Y desde cuando se comunica así?
- Pues …yo no lo sé seguro, pero al parecer las enfermeras me han contado que su hijo tenía problemas con las drogas, y acabó tirándose al vació desde la terraza de su finca mientras ellas tendía la ropa.
A partir de ese momento, ella desencadenó una crisis post- traumática increíble y sus propios mecanismos de defensa internos desarrollaron estas “Alucinaciones literarias” que la han llevado hasta aquí.

A veces, me quedo mirándola, en silencio, y me pregunto  hasta donde quiere conducirnos nuestra mente, pues a parecer estamos condenados a ser esclavos de ella durante nuestra propia existencia.
La vida es injusta.
Marta tenía ganas de utilizar la técnica que utilizaba siempre cuando quería escapar y no podía hacerlo físicamente.  La  de cubrirse el rostro con las manos y esconderse de la realidad.
Tomó otra decisión.
Se acercó a ella y sin pensarlo dos veces la abrazó. Lo hizo como nunca antes nunca lo había hecho, perdiéndose en sus brazos, sintiendo su ternura.
Nunca antes había sentido esa calma, esa paz.
Ese era su mecanismo, sentirse segura.
-Mamá
-¿Qué ocurre hija?
- Te quiero.

En la consulta
-¿Cómo se lo ha tomado?
-La verdad, me ha sorprendido. Mejor de lo que me esperaba. Es mucho más fuerte que yo. Dice que por fin está en paz consigo misma. Doctor…¿Cómo es que después de aquello, sus emociones la hicieran prisionera de sí misma y yo en cambio consiguiera salir adelante?
-Verás Marta, desgraciadamente la vida implica inevitables circunstancias que la mayoría de los seres humanos aprenden a manejar adaptando sus respuestas biológicas, psicológicas y sociales. En el caso de un acontecimiento tan estresante y agresivo como el que tu viviste el cual tuvo un impacto tan grande para ti  y tu familia, obliga a fabricar unos esfuerzos de ajuste adaptativo.
Cada uno de nosotros desarrollamos respuestas personales ante este tipo de situaciones. En tu caso, la respuesta fue excelente y muy favorable: conseguiste salir adelante tanto en el ámbito profesional como personal a pesar de tu juventud, estudiaste una carrera, ahora trabajas como ingeniera, tienes una pareja, has formado una familia , tienes hijos…etc.
La verdad es que tu caso es de estudio. Yo no conozco a nadie que hubiera salido de esa situación tan agónica como lo hiciste tú.
Eres una superviviente.
En cambio tu madre desencadenó una reacción emocional y comportamental alterada y duradera como respuesta, que le condujo a acabar con la vida de ese hombre.
No quiero que te sientas culpable por ello, Marta, no depende de nosotros saber la forma en la que vamos a actuar frente a un acontecimiento vital traumático.

Hubo un silencio de más de cinco minutos.

-          Y …¿Cómo ha estado ella aquí durante estos 6 meses?
-          No tenemos queja ninguna, su comportamiento ha sido excelente. Participa en todas las actividades que hacemos, ahora mismo se ha ido con algunos de los pacientes y con los enfermeros a dar una vuelta por el jardín. Además…parece que se vuelve a concentrar.
-          ¿Por qué lo dice?
-          Hace 3 semanas cuando volvió del permiso del fin de semana de vuestra casa se trajo un libro que no deja de leer.
-          ¿Qué libro es?
-          “Electrónica analógica”.
-          ¡Pero si es una asignatura de las que estudié en segundo de carrera! ¿Qué le habrá dado ahora por eso?

El psiquiatra y Marta se miraron uno al otro fijamente.
-¡Oh Dios mío!- exclamó Marta ahogando un grito.
-No, Marta, no creo que lo intente de esa forma. Saltaría el diferencial de la luz, ya hay pacientes que lo han intentado varias veces metiendo los dedos dentro del enchufe con las manos mojadas y no ha ocurrido nada.

Marta se quedó blanca , pálida,  petrificada en el asiento como un iceberg en el norte del océano Atlántico.

De repente se levantó bruscamente.

-¿Los pacientes han salido fuera, no?

-          ¡Venga conmigo! ¡No tenemos mucho tiempo! ¡Tenemos que actuar deprisa!

Empezaron a correr por el pasillo como si el fin del mundo fuera a llegar en menos de cinco minutos y en sus manos se albergara  su salvación.

-¿Dónde está la sala de máquinas, quiero decir, el cuarto de la electricidad?- exclamó  Marta.
-En el sótano. Bajemos por la escalera de seguridad, ¡es más rápido! ¿Por qué lo preguntas?
-La única forma de electrocutarse es desactivando el diferencial de la luz. Para ello hay que empalmar los cables pertenecientes al área donde se vaya a producir el cortocircuito,  con unas tijeras es suficiente. Después puedes acabar con tu vida tan sólo encendiendo el interruptor de la luz con las manos mojadas.
-Joder, no lo puedo creer, no doy crédito, ¿Cómo no se me ha ocurrido? De todas formas  se necesita llave para entrar allí.
-¿Y usted cree que  con la inteligencia que tiene mi madre, no habrá planeado hacerse con ella?

A continuación se oyó un grito en el que venía del fondo del pasillo.

-          ¡¡¡¡SE NOS HA ESCAPADO!!!! ¡¡¡¡ MIENTRAS ESTÁBAMOS JUGANDO EN EL JARDÍN SE HA ESCAPADO!!!!- exclamó un enfermero.

Los tres corrieron sin cesar. Es en esos momentos, cuando uno siente que el tiempo es relativo, que no importa a qué velocidad vayan tus piernas o tu corazón, porque son tus pensamientos las piedras que entorpecen el camino.

Cruzaron, otra esquina , otra más, girar a la derecha, a la izquierda, ese laberinto no tenía fin.

Al fin llegaron a la puerta del cuarto de máquinas.
Intentaron abrir, pero la puerta estaba cerrada con llave
Se oyó un ruido. Cómo un chispazo.

Luego el sótano se inundó de un olor carbonizado.  



“Yo sueño que estoy aquí,
Destas prisiones cargado,
Y soñé que en otro estado más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
 una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
 y los sueños, sueños son.”

Amanda no paraba de repetir el monólogo de Segismundo desde la muerte de la madre de Marta. Había conseguido que todo el hospital se lo supiera de memoria.

El psiquiatra había salido a fumar con una de las enfermeras.

-Bueno, ¿y tú cómo estás?
- La verdad es que aún no me lo explico.
-Ya sabes que si algo caracteriza a estos pacientes es que son completamente imprevisibles. Nunca sabes que es lo que va ocurrir en los próximos  minutos.
- Si, eso está claro tienes toda la razón. Pero es que ella no presentaba intenciones ni ideas suicidarías. Además su comportamiento era excelente.

Permanecieron en silencio entre calada y calada, mientras tragaban el humo como si éste fuera a incinerar toda la angustia que sus cuerpo eran incapaces  de evacuar.

-¿Puedo hacerte una pregunta? – dijo la enfermera.
-Dime
-¿Cómo hubieras actuado tú en su situación?
-¿En cuál?
-Si un degenerado  hijo de puta hubiera violado a tu hija cuando está tuviera 13 años.

El doctor se cubrió la cara con sus grandes manos. Ahogo un gemido. Se las retiró.
Y dijo:

-          De la misma manera.

FIN
A todos los que luchan, aunque la mente les haya hecho esclavos de sí mismos.
Y a mi amiga Clara, mi ingeniera favorita, por ayudarme en la parte técnica de esta historia y por supuesto… por ser como es.

Nota: después de leer la historia, os invito a escuchar la música que me ha inspirado a escribir. Cerrar los ojos, y dejaros llevar por esos puntiagudos acordes de violín.

Aquí os dejo el enlace:

1 comentario:

Daniel Fuentes dijo...

Suposo que estic entre gelós i orgullós de la teva escriptura. Com diu el Hemingway de 'Midnight in Paris', "no em preguntis si la teva novel·la m'agrada, perquè si es així em sentiré gelós i no m'agradarà; si es que no, no m'haurà agradat que m'hagis fet perdre el temps". I sens dubte, llegir aquest relat és una de les millors sensacions d'aquest dia.


Enhorabona del relat, per moments m'has recordat a una gran novel·la francesa "La enfermedad de Sachs" (Martin Winckler) on un metge rural explica com les històries dels pacients influeixen (i molt!) en l'aparició i desenvolupament de les malalties que pateixen (i pot ser també la resolució). Està escrit en primera persona, perquè l'autor va ser durant molts anys metge de poble. I no dic que 'per moments' per desmerèixer la teva escriptura, que no cau en cap moment, sinó per fer una simple comparativa d'estils increïblement semblants en alguns fragments.

Llegint el teu relat (que he volgut compartir al cap de res) m'he sentit orgullós, doncs portem 2 anys animant-nos a crear literatura (i això que has fet ho és, no en tinguis cap dubte!). Estàs en un moment creatiu fantàstic, aprofita'l i regala'ns més com aquest!

Segueix així, continua escrivint (i no em creguis molt en el meu entusiasme).
Salut i escriptura! (o millor dit, bogeria i literatura!)

PD:
Per cert, una cita que segurament t'agradarà:

"Un hombre ha de estar siempre enfermo y loco para que los demás no tengan que estarlo. ¿Y dónde empieza la locura a ser enfermedad?... Eso no puede decirlo nadie”
Thomas Mann